miércoles, 20 de mayo de 2009

El mejor lugar para escribir una historia de amor


Anoche mientras intentaba dormirme, en esos momentos en los que uno empieza a darle vueltas a la cabeza en un monólogo entre la almohada y tú mismo, pensaba en el lugar perfecto para escribir una historia de amor. Ya habéis comprobado que me encanta contaros historias de amor de la cosecha sacada del huerto de mis pensamientos (no solo me gusta, nunca se me ocurre otra cosa). Y quería buscar el lugar perfecto para escribir la siguiente.

Pensé en la habitación, en la soledad de un escritorio. Pero no me convencía. Pensé luego en el baño, ¿pero donde sujeto los folios? Demasiado incómodo. En el salón... directamente no, ni la cocina. La mente me saca de casa buscando otro lugar. Yo cuando empecé a escribir las mejores producciones las hacía en clase, es muy buen sitio. En el silencio después de un examen, entre horas... Pero debías estar demasiado atento a otras cosas. Así que tampoco. Bueno, la playa, que para colmo la tengo cerca. En la playa de noche, oyendo el rumor de las olas y una brisa fría que te invita a... irte, porque te mueres de frío. Y en verano hace mucho calor.

Nada, que no encuentro el sitio. Volví a casa, de mi viaje mental, aburrido de tanto buscar infructuosamente el lugar perfecto para escribir; ese sitio donde pueda pensar, recrearme, hablar, disfrutar, relajarme, desahogar todas mis penas y mis frustraciones de manera placentera y plácida y demostrar, de la mejor manera posible, el amor que profesas hacia esa persona. Entonces lo entendí. El mejor lugar para escribir una historia de amor es, sin ninguna duda, la cama.

No hay comentarios: